lunes, 4 de agosto de 2008

Cuerpo Reconocido


La muerte resulta probablemente uno de los temas más difíciles de abordar para el arte. No sólo por los tabúes sociales que lo rodean, sino también porque desde los tiempos de las civilizaciones más antiguas el cuerpo de una persona muerta reclama ciertos rituales esenciales para concretar el pasaje a mejor vida y esto arrastra cierto respeto por lo sagrado. Lo cierto es que la presencia del cuerpo sin vida despierta ciertas disposiciones sociales ligadas a lo fúnebre, al velorio, a la sepultura. Nadie espera que alguien se ría a carcajadas en una sala velatoria, o que los allí presentes hablen a los gritos. Por el contrario, tal como lo describiese Cortázar en uno de sus cuentos, la conducta en los velorios suele rozar el rito masoquista y la hipérbole de la tristeza, colectivamente valorada y decodificada como amor por el muerto.
Quizás, más complejo que esto sea para el artista el abordaje de la desaparición del cuerpo, la imposibilidad de realización del ritual, la ausencia total de lo sagrado y la consecuente imposibilidad de otorgarle descanso al alma de la persona. En una de sus tragedias, Sófocles corporiza esta idea con Antígona, hija de Edipo y hermana de Polinices, quien luego de ser asesinado es sometido a la más cruel de las humillaciones posibles: la negación de la sepultura. Creonte, rey déspota, tío y contendiente de Polinices le impide a este morir con dignidad al prohibirle alcanzar el honor de la sepultura. Indignada y dolida en la profundidad de su espíritu, Antígona no descansa hasta conseguir enterrar el cuerpo de su hermano muerto, para dignificar así públicamente su imagen.
Retomando esta cuestión, la dramaturga argentina Griselda Gambaro crea “Antígona Furiosa”, una versión local de la tragedia griega que se relaciona con la nefasta figura del desaparecido, creada por los represores de la última dictadura militar. En esta obra teatral, Antígona se encuentra simbolizando a aquellos que pelean para no olvidar, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La búsqueda del cuerpo, la lucha por la memoria, la verdad y la justicia que impulsan los organismos de Derechos Humanos, encierran en el fondo esta necesidad básica de los familiares y allegados a las víctimas (más allá de los objetivos esencialmente políticos) de poder enterrar a sus muertos. Saber dónde están, qué les sucedió y facilitar su paso al otro lado con dignidad y honor. Desaparecer los cuerpos, implica desaparecer el derecho a dignificar la muerte.
Presenciando la performance de la guatemalteca Regina Galindo, hoy reflexioné sobre todas estas cuestiones. Recordé también y reviví aquellos momentos en los que debí enfrentar la muerte de un ser querido. También recuerdo cuántas veces presencié el ritual del velorio de tantos desconocidos, junto a mi abuela, que trabajó durante años como funebrera (qué trabajo, por dios). Recuerdo gritos desgarradores, olor a café recalentado, el sonido del murmullo por lo bajo, el momento de las anécdotas, amaneceres inminentes. En todos esos recuerdos, existe un espacio del tiempo ocupado por la contemplación del cuerpo, la certeza del final del final. El cuerpo presente, reconocido, evidente.
Cuando estuve frente al cuerpo inerte de Regina, cubierta por una sábana blanquísima, sentí el contenido deseo de mirar. Pero descubrir el cadáver se anunciaba casi con la calidad de un morboso instinto profanador sostenido por incontables tabúes. No podía, sin embargo, abandonar la sala. Finalmente alguien se atrevió a correr el cobertor. Ya la certeza alcanzada. Sólo a partir de ese momento me sentí libre de abrir la puerta, salir e irme tranquilamente a casa.


En la web



Equipo Argentino de Antropología Forense http://eaaf.typepad.com/eaaf__sp/

5 comentarios:

Gringo dijo...

Vaaamoooosss... le querías ver las gomas nomás....

(chiste)

Che, escribís bien..., te lo dice un tipo que tiene ya varios libros publicados.
Mirá que sos guacha... No me dijiste que tenías un blog; lo tuve que buscar yo solito. Trai-do-ra.
Un abrazo:

Emanuel Farcy dijo...

Me quedé pensando, cuántas formas de vida que, según las tecnologías de poder, el Estado, no merecen ser vividas. Cuerpos sin vida, categorización de ciudadanos de segunda clase. Muertos en vida para el poder. Muchas veces caen en manos de verdugos que los despojan de toda condición humana.

Anónimo dijo...

Tengo curiosidad por el principio. Espero me respondas. Te parece, en verdad te parece que la muerte es el tema más difícil de abordar por el artista? Yo, al contrario, pienso que el artista -categoría extraña, confusa, pero de ningun modo imposible de definir- es casi una constante desesperación por recuperar cosas del olvido, de su muerte en el silencio. Abordar la muerte es casi una cosntante en el arte. Sobre todo hoy, sobre todo hoy que hay tanto dolor. Pocos son los artistas que no hayan pintado sobre la muerte -y uso la palabra de un modo metafórico-... cuántas muertes sufrió el poeta para el poema? el hombre, la mujer, para el beso?

Soledad Soler dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Soledad Soler dijo...

Anonimus, antes que nada, gracias por el comentario. Me dio mucho gusto leerlo, sobretodo porque plantea una pregunta sobre lo que me animé a escribir y eso resulta estimulante. Intento contestarle.
Cuando hablaba de la dificultad para abordar el tema de la muerte, me refería a cuánto hay de sagrado en ella, culturalmente hablando. Es decir, es preciso un compromiso insoslayable con lo manifestado a través del gesto artístico, para aproximarse a la muerte (siempre como temática) con grandeza . Quizás teniendo en cuenta que una de sus expresiones sea hoy la muerte provocada por dolor que nos atraviesa a todos(una suerte de dolor colectivo por la muerte anónima). En el discurso que dio Juan Gelman al recibir el Premio Cervantes dijo: "(...)estos tiempos mezquinos, estos tiempos de penuria, como los calificaba Hölderin preguntándose "Wozu Dichter", para qué poetas. ¿Qué hubiera dicho hoy, en un mundo en el que cada tres segundos y medio un niño menor de 5 años muere de enfermedades curables, de hambre, de pobreza? Me pregunto cuántos habrán fallecido desde que comencé a decir estas palabras. Pero ahí está la poesía: de pie contra la muerte". La poesía, el arte podríamos pensar. En eso estamos.